–Camarada Whitman,
después de tantos años de literatura juntos, encontrarnos así, en una curva. En
esta carretera que va a ningún lugar y viene de ninguna parte... Llevo dos días
de viaje con mi amigo al volante haciendo millas sin parar. Recogiendo vagabundos, desquiciados y delincuentes.
Pero, encontrarle a usted ¡quién lo iba a imaginar! Vamos a Denver ¿le viene
bien?
-Cualquier sitio
es bueno para mí. ¿Y dice que me conoce?
–Sí, ya sabe,
Leaves of grass
-¿Usted escribe?
–Me gustaría,
pero no sé sobre qué.
–Amigo mío, mire
adelante, ahí tiene todo lo que busca: en la carretera.
Un volantazo de
Cassidy lo sacó del colocón de alucinógenos
en que llevaba inmerso desde que iniciaron el viaje en Chicago. Kerouac se
desperezó y recogió del suelo el poema que se la había caído: “Song of the open
road”.
Eyre Lebasy
19 de marzo de 2012
Eyre Lebasy
19 de marzo de 2012
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